Advierten aumento de deportaciones de venezolanos ante asilos fraudulentos

“¿Venezolano? ¿vas a pedir asilo?” Estas son las preguntas más comunes que suelen escuchar los nacidos en el país suramericano, una vez que tocan suelo en los Estados Unidos.

Interrogantes que, además, las acompaña el mismo argumento: pedir asilo es barato, fácil y rápido, como si se hablara de un producto o del slogan de una campaña publicitaria. Así es “la solución” que se le vende a quienes quieren mantenerse de forma legal en Norteamérica.

Nada más alejado de la realidad. El asilo es una medida humanitaria reconocida en el derecho internacional, pero que, en la práctica, se ha convertido en la principal opción migratoria de muchos venezolanos que, huyendo de la crisis, buscan nuevas oportunidades en Estados Unidos.

Las cifras más recientes publicadas por el Pew Research Center de Washington revela que de los 225 mil inmigrantes legales venezolanos registrados en Estados Unidos, se han recibido alrededor de 10.221 solicitudes de asilo de ciudadanos de ese país entre octubre de 2015 y junio de 2016. El número indica un alza de 168% en comparación a las 3.810 del año anterior.

Otros estudios calculan en 15 mil las solicitudes de asilo e incluyen la llamada “emigración forzada o forzosa” descritas en el libro La Voz de la diáspora, coordinado por el sociólogo venezolano Tomás Páez, y que se refiere no solo al tema político sino a quienes se ven obligados a dejar Venezuela para recibir tratamiento médico.

¿Pero cuántas de estas solicitudes de asilo serán aprobadas en el futuro? Los riesgos de una masiva deportación en los próximos cuatro años crecen a medida que aumentan las peticiones erradas en migración, apuntan los especialistas en el tema.

“Antes de la ola de inmigrantes de 2014 la aprobación de asilos para los venezolanos registraba 55% en la vía administrativa y 30% en las cortes, por lo que el índice general de aprobación estaba entre 75 a 80%. Con este aumento en las solicitudes bajamos a 35% de aceptación”, precisa Patricia Andrade, directora de la ONG Venezuela Awareness Foundation.

¿La razón? De acuerdo con Andrade son la cantidad de “asilos mal hechos que están aumentando los casos de fraude” ante el departamento de migración.

“La gente piensa que conseguirse a alguien, que tiene un amigo funcionario, y pagar para fabricar un expediente, los va ayudar. La realidad es que pasa todo lo contrario”.

Pero la desesperación y el deseo de quedarse, de forma legal, lleva a tomar decisiones erradas y optar por un asilo que muy difícilmente será aprobado en el futuro, agrega Andrade, quien también es activista de derechos humanos.

“La base del asilo es demostrar que la persona está en riesgo y sufre persecución. Cuando ocurre por opinión política sí, pero alegar las condiciones generales de un país como desabastecimiento, delincuencia, desempleo, inflación, escasez, crisis hospitalaria, corrupción, no aplican para solicitarlo”.

Daniel Thomann, abogado especializado en migración, deportaciones y asilos, coincide en que “muchas de las solicitudes que se están presentando”, en la actualidad, se han hecho “de manera incorrecta. Lo que lleva a muchas personas a pedir asilo cuando tal vez no lo amerita”, precisa.

Bajo las leyes estadounidenses, el asilo es personalizado, es decir, se otorga de manera puntual e individual a un ciudadano extranjero. Para que la medida sea aprobada debe demostrar, con veracidad, que la persona corre peligro por pertenecer a una determinada religión, raza o un grupo social en específico, a través de documentos o cualquier tipo de evidencias que respalden el caso.

Quiénes no aplican al asilo

Existen excepciones, por ejemplo, el que usted haya sido víctima de violencia en su país de origen, no significa que pueda solicitar asilo o que su petición sea aprobada por migración, enfatizan ambos especialistas.

“Depende del detalle de cada individuo. Una persona que fue a una manifestación, donde fue agredida no quiere decir que sea perseguida directamente, sino que es un hecho general en el que cualquier otro manifestante hubiera podido ser atacado igualmente”, indica Thomman, expresidente de la asociación internacional de leyes.

Te creo, pero no…

El abogado Daniel Thomann, autor del blog inmigracionenserio, no duda de que exista un aspecto discrecional por parte del funcionario de migración, al momento de evaluar cada solicitud de asilo.

“Si yo le digo, por ejemplo, que en el lugar donde vivo todos los lunes pasa el ‘Gobierno’ y matan al que conteste la puerta, sin importar quien sea, migración le puede creer y hasta pensar que es terrible. Pero eso no implica que la persona califica por asilo, ya que deja claro que no lo matan porque se trata de alguien en particular, sino porque fue víctima de una violencia indiscriminada. Por lo tanto, no se trata de la cantidad de violencia sino del tipo de violencia que estas sufriendo y que es determinante al evaluar el amparo que se da para tener el asilo”.

Antes esto existe una línea muy delgada cuando el solicitante de asilo alega como riesgo a la vida, situaciones asociadas a la criminalidad como, por ejemplo, el sicariato, expresa Andrade.

“Si se afirma que el peligro a la vida es por un problema de delincuencia como no dejarse sobornar para pagar una vacuna, aunque haya riesgos, no es objeto de amparo para un asilo”, dice.

Este tipo de argumento se han hecho comunes en los casos presentados ante el departamento de Migración que, en la actualidad, sufre un retraso de al menos cuatro años y eso incluye la aprobación de los asilos.

La idea de que, además, es una medida expedita ha quedado en el pasado, ante la demanda de casos a lo que debe hacer frente y comprobar el departamento en la actualidad.

“La gente que piensa que necesita un asilo debe hablar primero con un abogado especializado, que tenga una reputación respetable en el área. Es importante no caer con alguien que le vende la promesa de un beneficio, porque el asilo es sumamente individualizado y depende de los detalles de cada caso. Cualquier persona que lo esté considerando debe evaluarlo muy bien ante todo. No es algo que se force, es un hecho puntual que no necesita de mayores inventos sino mostrar la verdad”, argumenta Thomann, reconocido conferencista quien reside en Chicago.

Deportación suspendida 

El rechazo a la solicitud de un asilo puede culminar con una orden de deportación “suspendida” que se emite desde el mismo momento que el funcionario de migración, encargado del estudiar el caso, determina que la persona no cumple las condiciones para obtener el beneficio. Es una decisión a la que se puede apelar y que, en adelante, será evaluada ante la justicia.

“Ir a corte significa que tienes que mantener los mismos argumentos que presentaste durante la entrevista con el funcionario y que fueron rechazados. Esta vez, delante de un juez y un fiscal, cuyo papel es asegurarse que te nieguen el asilo. El abogado tiene que tratar de ganarse al juez, pero si tienes unos argumentos bastantes débiles para que te los aprueben es difícil ganar un asilo en corte. Si lo ganas, se elimina la orden de deportación, se otorgan el asilo y sigues el proceso normal”, explica Andrade.

Sin embargo, si la medida es negada, y antes de llegar a una orden de deportación final, el solicitante puede apelar en diversas ocasiones durante un proceso que suela tardar años, sobre todo ante el actual retraso que existe ante los órganos de justicia y de migración.

“Los venezolanos piensan que llegar a Estados Unidos y solicitar asilos es como sacar la licencia de manejar, creen que lo tienen garantizado porque les llegó un permiso de trabajo, desconociendo que están en una computadora que hace seguimiento a cada lapso de tiempo”.

La directora de Venezuela Awareness Foundation reitera, además que ante la nueva ola migratoria en aumento el número de casos aprobados en las cortes federales se ha reducido significativamente.

“En todas las apelaciones se observa que 90% de las decisiones del juez, apoyan y ratifican lo dicho por el funcionario de migración. El venezolano tiene que evitar llegar hasta ahí, lo que hace la mayoría es buscar un tercer país”.

Hasta el momento, se contabilizan en más de 2.5 millones el número de deportaciones durante la administración del presidente Barack Obama, “considerado como el Gobierno que más ha deportado en la reciente historia de los Estados Unidos”, destacan los especialistas en migración.

Aumentan detenciones en los aeropuertos

Pese al aumento de detenciones de venezolanos en los aeropuertos, y que termina siendo deportados sin haber ingresado, la directora de la organización Venezuelan Awareness Foundation descarta que la medida se deba a algún tipo de discriminación hacia los venezolanos.

“Las personas que fueron detenidas venían con una visa de turista que se otorga para hacer turismo. El funcionario de inmigración, que es un inspector, está obligado a inspeccionarte y hacerte preguntas. Ellos son los responsables de quién ingresa a los Estados Unidos”.

Andrade explica que incumplir las normas por las cuales se otorgó la visa, conlleva a la deportación.

“Sin embargo, previo a enviarte a tu país él te pregunta si tienes miedo de volver a tu país. Al decir que sí, es su responsabilidad tomarte en custodia y protegerte, eso es lo que está ocurriendo con algunos venezolanos”.

La abogada asegura que la retención forma parte del proceso. “El funcionario es responsable de quien entra, esa es la ley. El interrogatorio es parte de su labor”, enfatiza.

Inmigrantes profesionales

El Censo de EEUU muestra que desde el año 2000 los inmigrantes venezolanos se duplicaron hasta 2011, cuando hubo un estancamiento en el número de las entradas. Las cifras, sin embargo, volvieron ascender en el año 2014, luego de que el número de venezolanos alcanzará los 240 mil ciudadanos en el país, de acuerdo con datos presentados por el Instituto de Estudios Superiores de Administración, IESA.

De modo que, en la actualidad y con más de 300 mil solicitudes, Estados Unidos encabeza la lista de países que más recibe venezolanos. Le sigue España, Italia y Portugal (en Europa), y Panamá y Colombia (en Latinoamérica), según un estudio publicado en el libro La Voz de la diáspora, coordinado por el sociólogo venezolano Tomás Páez.

A diferencia de otras migraciones provenientes de Cuba o Centroamérica, el perfil de los venezolanos que llegan a los Estados Unidos está conformada por profesionales técnicos o en su mayoría con estudios de postgrado y maestría, según el estudio, que ingresan de forma legal con una visa por el aeropuerto y que tienen a Miami como principal destino.

De igual manera, los datos de la encuesta realizada a 260.000 venezolanos en Estados Unidos, por el Pew Center, coinciden y revelan que 51% de los hombres y mujeres que emigraron tenían grado universitario, con una edad promedio de 32 años.