Cerebros a mil: ¿cuándo es demasiada tecnología?

Por Alejandra Useche

Twitter: @AledeAntonio

Hoy en día no es sorprendente ver a un niño de un año manipulando de manera ágil una tableta o un celular, así como tampoco lo es ver a uno de seis o siete navegando por Internet o sumergido en un videojuego, ni a un adolescente interactuando permanentemente en redes sociales.

La información existente sobre las posibles consecuencias positivas o negativas que el uso de ciertas herramientas tecnológicas generan en los jóvenes es abundante y en muchos casos contradictoria. Por un lado, están los que defienden su uso pues aseguran que desarrollan habilidades como la autoconfianza y oportunidades de aprendizaje. Por otro, están los que piensan que su utilización excesiva podría generar ciertos trastornos físicos y sicológicos.

HomeworkLFDB habló con Ximena Gómez, sicóloga especialista en el tema de familia y creadora del programa “Al mal tiempo, buena casa”, quien realiza encuentros familiares para tratar todo tipo de temas cruciales para la crianza de los hijos, entre éstos el uso de herramientas tecnológicas como las anteriormente nombradas.

Para Gómez, el hecho de pasar muchas horas frente a videojuegos, en el celular o en internet (ya sea en una “tablet”, computador o celular) con fines diferentes al educativo, está haciendo que los niños y adolescentes pierdan la capacidad para sorprenderse, pues la realidad que presenta el mundo virtual es tan mágica, tan fantástica, tan estimulante en imágenes, sonidos y demás elementos, que hace que la vida real sea aburrida.

“Si tú estás enfrentado todo el tiempo a esto y luego vas a un salón de clase y está un profesor con una bata blanca parado ahí hablándote, no hay nada que te motive de su discurso, te desconectas, porque el cerebro ya está funcionando a otras velocidades y con otros estímulos; todo en exceso es malo”, dice Gómez.  

Lo positivo

Sin embargo, la sicóloga destaca que existen ciertas herramientas que son positivas para los jóvenes como por ejemplo los videojuegos que son de movimiento, ya que fomentan la práctica de deportes y el desarrollo de habilidades. Así mismo, asegura que plataformas como el internet pueden ser utilizadas con el fin de acceder a un aprendizaje y diversión sana.

La opinión de Gómez concuerda con la de un estudio publicado por BBC Mundo en el que se asegura que la “tecnología puede ser una herramienta útil e interesante si se utiliza en el lugar adecuado para ayudarnos a aprender, y no todo el tiempo ni como reemplazo de otras cosas”.

En este sentido, el estudio reseñado por el diario inglés demostró que los menores que interactúan por ejemplo con pantallas táctiles “cometen menos errores y aprenden a un ritmo más acelerado”, lo que sería un impacto positivo en términos de mejora del aprendizaje y conocimiento.

Sin embargo, la publicación también alerta sobre los tiempos de permanencia de los pequeños frente a pantallas ya sea de computador, tabletas o videojuegos, al estimar que antes de cumplir los siete años, los niños que nacen hoy en día habrán pasado el equivalente a un año de vida delante de éstas pantallas.

Enfermedades

Frente a este tema, Gómez señala que un menor expuesto a varias horas de videojuegos, internet, celular, etc., puede presentar enfermedades físicas como tendinitis y dermatitis (aquellos que no sueltan el control de los videojuegos), así como enfermedades sicológicas como aislamiento y agresividad.

En cuanto a los adolescentes que usan las redes sociales, un fenómeno que está en crecimiento y que preocupa a Gómez es el “cyberbullying”, que es una manera de hacerle daño a alguien de manera online y desde el anonimato. “Entre más expuesto estés a las redes sociales, más expuesto estarás a sufrir este tipo de acoso”. La sicóloga explica que este fenómeno se da alrededor de los 9 años en adelante y los motivos para hacerlo van desde envidias, peleas o alguna dificultad con otro compañero.

En este sentido, ella asegura que la clave no está en prohibir el acceso a este tipo de herramientas tecnológicas ni satanizarlas, pero sí en que los padres tengan un control y acompañamiento en tiempos y contenidos (ver recuadro). “Es un deber ser tener horarios y revisar los contenidos de los menores, acompañarlos para ver qué juegan, hablan o consultan en Internet”, enfatiza la sicóloga.

La relación que los padres tienen con la tecnología y el ejemplo que éstos dan a los hijos es muy importante. “La tecnología está mal usada cuando tú quieres que el niño la use para distraerlo y para tener tiempo para ti. Si un niño es inquieto y se queja es porque necesita algo, y muchas veces los padres usan la tecnología como solución”, indica.

Es así como aconseja que los padres planteen alternativas a los menores como juegos de mesa, salidas al parque y otras similares, al igual que inscribirlos en actividades extracurriculares deportivas, musicales o artísticas, con el fin de crear una disciplina y así disminuir el tiempo que podrían emplear en el uso de la tecnología con fines no educativos.

“La idea no es quitarles el acceso a este tipo de tecnología ni prohibirla, pero sí introducirla de una manera controlada y utilizarla como una herramienta positiva”.

¿Cuánto tiempo?

Niños de 0 a 3 años: no sobrepasar 15 o 20 minutos diarios

Preadolescentes y adolescentes: No más de dos horas diarias

Ximena Gómez enfatiza que no hay medida exacta para ellos y la tecnología, pero esto es lo más recomendable para evitar adicciones. También depende de “la personalidad del niño, las creencias del hogar, si es activo o pasivo y el ejemplo que tenga en casa”.

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