De la Calle a la Oficina

Por Elizabeth Guia Magallanes

Businesspeople Busy at WorkEmpecé a leer la versión en español de un blog que me recomendaron y no llegué al tercer párrafo. El texto no fluía, haciendo la lectura poco amena, entrecortada, cacofónica. Esto amén de los acentos que parecían haber sido puestos al azar por una máquina lanzadora de tildes al estilo de las que lanzan pelotas de tenis. La razón se me hizo obvia; sin pensarlo, me fui a la versión en inglés y tal y como lo había imaginado, el análisis me pareció interesante e impecablemente claro.

En este país y particularmente en el Sur de la Florida, donde la población hispana es mayoritaria, somos muchos los que nos consideramos bilingües y pocos quienes realmente lo son. Una cosa es la forma en que conversamos con familiares y amigos y compañeros de trabajo, “informal y distendida” como define la Real Academia Española lo coloquial, aparte del spanglish que por estos territorios es prácticamente inescapable. La lengua escrita, sin  embargo, no es tan benigna a pesar de lo mucho que nos hemos relajado en el ámbito de las redes sociales donde nos hemos acostumbrado a ver simplificaciones y licencias de todo tipo, incluyendo las que resultan del uso de traductores computarizados. Cuando pasamos de lo informal a lo formal y de lo casual a lo profesional, vale la pena hacer un esfuerzo. Y no porque no nos vayan a entender; no es tan difícil pasar por alto la falta de acentos y los errores gramaticales para captar el sentido de un texto. Quienquiera que haya leído el escrito de un niño sabe a lo que me refiero. Pero lo que en niños es enternecedor, en adultos y particularmente en profesionales –de cualquier profesión- deja mucho que desear, más aún entre quienes han estudiado y se han esforzado para llegar a posiciones de cierto rango o visibilidad.

Las sutilezas del inglés son muchas; llegar a dominarlo no es algo que se logre conversando en la calle. El español es igual. Pero además, estos dos idiomas tienen palabras con raíces idénticas y significados distintos, amén de la usanza que puede distanciarlas aún más. Una compañera de estudios de postgrado me contó que estando en una recepción en México, quiso mostrar sus recién adquiridos conocimientos de nuestro idioma y comentó a un grupo de asistentes: “He tenido tantos problemas aprendiendo español que estoy embarazada.” Por supuesto que lo que se entendió no fue lo que ella quiso decir, que se sentía apenada, avergonzada. Los presentes no se atrevieron a responderle, probablemente preguntándose si habría querido decir que estaba encinta. Como éste hay muchos otros ejemplos, tanto de angloparlantes en países hispanos como de latinos en los Estados Unidos. ¿Quién no se confundió la primera vez que oyó decir que “to set off the alarm” es encender la alarma y no apagarla? ¿O que querer a alguien “badly” no es de mala manera sino muchísimo?

Cuando comparamos estos dos idiomas, resulta que muchas palabras con raíces similares y hasta idénticas, tienen significados muy distintos. Algunos ejemplos incluyen: apología, actual, argumento, carpeta, carácter, realizar, éxito, ingenuidad, introducir, moral, recolectar, remover, resumir y sensible. Esto es a nivel de palabras y conceptos. Si nos vamos a la construcción de frases y a la traducción de ideas, pues naturalmente, el cambio de uno a otro idioma se complica aún más.

Tanto el inglés como el español son idiomas fenomenales, con amplios y variados recursos para ayudarnos no sólo a expresarnos y comunicarnos con precisión, sino también a presentarnos, a mostrar una imagen, potencialmente la mejor o la peor de nosotros mismos.

Resumiendo, cuando pasamos de la calle a la oficina, y del celular al escritorio, a fin de presentar una imagen profesional y pulida, valdría la pena elevar nuestro espíritu competitivo, no conformarnos con que simplemente nos entiendan. Esto es aún más importante en el caso de personas que tienen al público en general por audiencia.  Hacer revisar el texto que se va a publicar por un editor versado en el idioma que no dominamos no es costoso y puede salvarnos sino de un embarazo al menos de una situación embarazosa.

 

 

About Elizabeth Guia Magallanes

Elizabeth Guia Magallanes
Es ingeniero y planificadora financiera de profesión y escritora de vocación. Ha publicado poesía, narrativa, artículos en revistas y periódicos, y colaborado como libretista en proyectos para la televisión hispana.

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