Mayor liquidez para el sector público en los EE.UU., con la excusa de Japón

s_1_VcContents_B-0_VcContentsImage_B001Todos los acontecimientos transcurridos en las últimas tres semanas se traducirán simplemente en mayor liquidez para el sector público, en forma de relajación cuantitativa (QE3) en Estados Unidos. Por otra parte, lo más probable es que no veamos alzas en las tasas de interés por ahora, ni en el Banco Central Europeo (BCE) ni en el Banco de Inglaterra.

La inestabilidad actual en Medio Oriente y en el norte de África, así como el terremoto ocurrido en Japón, serán la excusa tanto práctica como política para extender el dinero fácil. De nuevo, tal medida servirá para incrementar la insolvencia de los gobiernos al aumentar los niveles de deuda, pero también ayudará al mercado mediante inyecciones de liquidez a corto plazo.

El costo que tendremos que pagar por adaptarnos a una economía basada en la impresión de dinero, es la distorsión de la función de precio en la mayoría de tasas de activos. A partir de cierto momento, se hace inevitable la llegada del día en el que la gravedad de la insolvencia ya no sea más compensada por los beneficios a corto plazo que ofrecen las tasas bajas. En ese sentido, el tsunami en Japón podría ser un catalizador para el cambio en lo que respecta a las principales tendencias macro.

El reciclaje global de capitales que viene desde China y Japón ha sido el principal combustible para financiar los cada vez mayores déficits en Estados Unidos y Europa. Durante décadas, los japoneses se dedicaron a perseguir rentabilidades superiores enviando yenes fuera de su país. Ahora, nos encontramos con un riesgo real de cambio de comportamiento en Japón a nivel microeconómico: la mayoría de los inversionistas podrían aumentar su sesgo local (la tendencia a invertir y comprar dentro de su propio país). Si esto sucede, circularía menos dinero en el sistema global y la cantidad de capital flotante sería menor. Ese comportamiento daría la señal de salida a una respuesta legislativa aún más complaciente por parte de todo el G-20.

Dicho de otro modo, la relajación cuantitativa finalizará en junio, pero antes de que lleguemos a ese punto, la Reserva Federal y la Casa Blanca estarán ocupadas preparando la siguiente versión. Mientras, el BCE y el Banco de Inglaterra buscarán excusas para no tener que actuar.

Tras el shock inicial, el dólar-yen podría caer hasta 65.00 (a pesar de la intervención) y los mercados de renta variable podrían corregir severamente hasta quizás los 1,200 puntos si utilizamos el S&P 500 como referencia. Pero con la ola de dinero que entraría al mercado en la próxima ronda de estímulo, muy probablemente tendríamos una oportunidad más al alza, y por eso podríamos ver los 1,385.00 puntos como objetivo final del S&P 500, unos pocos puntos por encima del máximo de febrero.

A pesar de la creencia de que estas ventas iniciales puedan ser solamente una corrección antes de mayores alzas, el daño verdadero ocurrirá a nivel político. Se aproximan grandes cambios políticos con las elecciones en todos los países: los votantes comienzan a darse cuenta que el mensaje de que todo va bien, que los políticos y legisladores llevan tiempo emitiendo es, en el mejor de los casos, engañoso; y en el peor de ellos, una gran mentira.

Los altos niveles de desempleo, el aumento de los costos de financiación y la ausencia de voluntad a la hora de luchar con una insolvencia de facto es, desafortunadamente para los políticos a los que el tema les incumbe, una realidad para sus votantes hoy en día. Estamos a punto de ver dos mundos paralelos: el de la calle y el de Wall Street, fusionarse. Irónicamente, estas son buenas noticias.

Una verdadera crisis es la única manera que tenemos de cambiar el comportamiento de los políticos y legisladores, quienes al final van a tener que responder a sus votantes. La partida todavía está en juego, pero las reglas y el premio están cambiando y aumentando su escala. Esto redundará en unos mercados muy volátiles para lo que nos queda de 2011 y más allá. 

 Por Steen Jakobsen, Economista Jefe, Saxo Bank

Fotos crédito: FICR

About Comunicados

Comunicados