En Bélgica: la otra cara de los indignados

Hace pocos días un prestigioso diario europeo publicó una entrevista con Zygmunt Bauman, famoso sociólogo polaco, premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010, quien aseguró que el movimiento de los indignados tenía más emoción que razón, y que por ello era de temer que terminara evaporándose sin lograr consolidar un logro específico.

LFDB habló con uno de los participantes* del denominado movimiento 15M, quien estuvo en las marchas que llegaron a Bruselas procedentes de España para la gran protesta global del pasado 15O (15 de octubre), y quien a pesar de no estar de acuerdo con la afirmación del sociólogo, sí planteó algunos aspectos importantes en relación con el movimiento.

Francisco, a secas (ninguno de los indignados quiere decir su apellido) acababa de levantarse, luego de pasar la noche en uno de los parques más emblemáticos de Bruselas, el Parque Cincuentenario, lugar otorgado por la Policía y la Alcaldía para acampar. Asegura que hubiera podido dormir mejor si no hubiera sido por unos cuántos que aún se encuentran frente a una fogata creada alrededor de las carpas y que han pasado la noche saboteando a los compañeros.

Al preguntarle por la razón de ser del movimiento, este vasco (prefiere que lo llamen así a que le digan que es de España) empieza a hablar entusiastamente sobre la necesidad que todos tengan una vida mejor, igualitaria, que las familias puedan tener un hogar propio sin pagar altos intereses a los bancos, derecho a la salud, derecho al estudio, luchar por el respeto del medio ambiente y en síntesis, igualdad para todas las personas del mundo. También habla de cómo se inspiraron en las recientes revoluciones de los países árabes para crear el movimiento que protagonizó la famosa Acampada del Sol, aprovechando que en Europa existe la libertad de expresión y “no te matan por protestar”, enfatiza.

Vagos y ebrios, mezclados con los indignados

Cuando empezamos a hablar de las propuestas concretas que trajeron a Bruselas para ser presentadas ante el parlamento y la Comisión Europea, Francisco dice que dentro del mismo movimiento los representantes no fueron lo suficientemente preparados y que de los encuentros no salió nada en concreto. Al preguntarle las razones, cambia su semblante y asegura que el afán de protagonismo de unos y el no respeto por la palabra de los compañeros fueron las razones principales para que no surgiera un resultado de la marcha a Bruselas.

Un poco exaltado, Francisco habla sobre cómo una masa de vagabundos, personas que no quieren trabajar, borrachos y demás se han unido al movimiento solo para conseguir comida o un sitio donde pasar la noche y asegura que cuando quieren se van. Dice que ha presenciado peleas, discusiones, borracheras y hasta robos dentro de los mismos integrantes (dirigiendo su mirada hacia los que se encuentran en la fogata) y sentencia que la mayoría de los que marcharon en Bruselas solo se aprovecharon del movimiento, haciendo un ademán para mostrar las carpas que quedan en el parque, como para remarcar que son pocas.

Igualmente se queja del poco respeto que ha tenido la policía para con ellos (asegura que siempre les asignan lugares escondidos donde la gente no los pueda ver) y dice que el apoyo popular ha sido negativo.

Al preguntarle por el futuro del movimiento y las actividades que siguen luego de la gran marcha del 15O, Francisco dice que algunos irán a apoyar las protestas que continuarán en Grecia, que otros ya han regresado a sus países pues no saben cómo continuar y que él, por su parte, tiene que llegar a Paris antes del 31 de octubre para apoyar a los 11 integrantes del movimiento que fueron detenidos en esa ciudad y que serán juzgados ese día por deterioro del bien público.

Comienza a llover y entiendo que ya quiere terminar la entrevista, y es ahí donde me atrevo a preguntarle si sentía que había sido una pérdida de tiempo haber venido a Bruselas y no lograr nada en concreto. En ese momento la expresión de emoción inicial regresa a la cara de Francisco, y me asegura que así sean pocos, el seguirá luchando por la igualdad y no se cansará de reclamar de manera pacífica, hasta lograr que la gente despierte y se concientice de la importancia de que todos tengamos los mismos derechos, y de que ojalá algún día salgan a marchar con convicción, la que lo mantuvo caminando por más de dos meses desde Madrid hasta Bruselas para protestar por su causa, que en resumen dice él, debería ser la de todos nosotros.

 

*El movimiento se autoproclama horizontal, es decir, todos son iguales y manejan la misma información, y por esta razón no se hacen llamar líderes ni representantes.

 

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One comment

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    Completamente necesario conocer el otro lado de la moneda, excelnte artículo!!!

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