Frente al odio, Noruega decide amar

La tarde del viernes 22 de julio, Arnt H. Jerpstad, se dirigió al centro gubernamental de Oslo, la capital de Noruega.  El secretario general de la organización cristiana Misión Alianza (https://www.misionalianza.org), que impulsa proyectos de desarrollo social en Latinoamérica y Africa, estaba de vacaciones, pero fue a sus oficinas y a los tribunales para hacer algunas gestiones.

Una hora después de haber regresado a casa, una explosión en el centro de este barrio, destrozó la oficina del primer ministro Jens Stoltenberg, entre otras instalaciones del gobierno, matando a ocho personas e hiriendo a decenas. Jerpstad salvó su vida o integridad física de puro milagro.  No fue lo mismo para un vecino suyo, quien pasó por allí y tiene todos los huesos quebrados y corre el peligro de perder un pie.

Luego se supo que el autor de este ataque era un solitario joven noruego de 32 años, Anders Behring Breivik, quien además entró disfrazado de policía a la isla Utuya (Ut ya) donde se desarrollaba un campamento vacacional para jóvenes socialcristianos. Allí Breivik abrió fuego por una hora y su crueldad cegó la vida de casi 70 jóvenes.

Arnt H. Jerpstad

“Es increíble que haya sucedido algo así”, dice Arnt Jerpstad vía telefónica, en entrevista con LFDB.  “Aún no lo podemos creer”, admite en perfecto español el directivo, cuya organización cristiana promueve proyectos de desarrollo educativos, de salud y microfinanzas en comunidades pobres de Brasil, Ecuador y Bolivia.

Aunque algunos medios europeos han catalogado erróneamente de “cristiano extremista” a Breivik, cuán lejos está del cristianismo de Jerpstad y muchos en Noruega.

“El pueblo noruego ha salido a la calle con rosas y la sociedad ha decidido tener más amor al prójimo”, continúa el ejecutivo.

“Es un tiempo muy doloroso, pero la gente se ha acercado más entre sí”, explica.

Incluso el primer ministro de ese país, Jens Stoltenberg, aseveró que su pueblo “no se dejará intimidar y que la sociedad noruega se mantendrá firme en sus valores en defensa de la libertad, apertura, tolerancia y democracia”.

Horror en la isla

“Nosotros pudimos escuchar que alguien estaba disparando, pues estamos a 20 kilómetros del campamento”, narra Jerpstad, “por eso nos dimos cuenta que se trataba de algo más serio”.

“Había unos 600 jóvenes entre 14 y 18 años en el campamento de verano del partido laborista, que se desarrollaba en la isla, era muy difícil escaparse de allí”, agrega el ejecutivo.

Según medios de prensa como el diario El Mundo, Breivik había advertido en un correo electrónico horas antes, sus intenciones.  Jerpstad dice que él venía preparando el ataque por unos nueve años.  “Era un joven solitario, parece que estaba lleno de odio a sus padres”, cuenta.

Su odio a la inmigración musulmana y de otros países a Europa se puso de manifiesto en sus ideas de ““salvar a Noruega y Europa occidental, entre otras, de una invasión musulmana”.  También los medios difundieron sus ideas enajenadas de ser un moderno “caballero templario”, que tiene incluso seguidores.

El atentado deja muchos heridos, pero aunque Noruega está de duelo, esta semana, más de 150.000 personas salieron a la plaza central de Oslo en la “Marcha de las rosas” para mostrar “más amor”, indica el director.  “Claro que hay nerviosismo, pero no creo que la sociedad vaya a cambiar mucho”, añade.

Cuando se le pregunta si el sufrimiento de lo ocurrido en Noruega se puede comparar con otros ataques mayores como el del 11 de septiembre, Jerpstad expresa que la diferencia primero es que los atentados a las Torres Gemelas fueron mucho más grandes y lo otro es que en Norteamérica éstos generaron “venganza” entre muchos, pero en su país, ha generado más amor y apertura.

Sin embargo Jerpstad reconoce que los ataques han dejado una marca y que “Noruega ha cambiado para siempre”.

Tal vez las palabras de una jovencita noruega de 16 años resume lo que ese pueblo vive ahora: “Ningún hombre puede odiar tanto (como Breivik), pero imagínense cuánto amor podemos encontrar todos”.

About Adriana Carrera

Adriana Carrera
Periodista y editora de medios hispanos en EE.UU. desde 1996. Ganadora de varios premios Oro de la NAHP por sus reportajes de negocios y educación.

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