Por: Elizabeth Ostos
En estos días los consumidores estadounidenses reconocen que sí existe inflación, pero están un poco más optimistas respecto a la creación de empleos.
Gustavo Méndez, ejecutivo, residente en Miami, se apunta en esta última lista. El hispano considera que la economía de los Estados Unidos ha crecido en los últimos meses y lo seguirá haciendo, “es la economía más grande del mundo y hay muchas oportunidades para hacer negocios e invertir; lo que debemos hacer es buscarlas”.
Sin embargo, de acuerdo con la medición de The Conference Board*, el Índice de Confianza del Consumidor estadounidense en el mes de septiembre cayó 2.1 puntos situándose en 79,7 respecto al mes de agosto cuando llegó a 81,8 puntos.
En general, un gran porcentaje reconoce una inflación subyacente. “El dinero rinde menos que antes”, indica Jorge Nicolás Leal, un estudiante de doctorado, el académico de Los Ángeles, California.
El estudio de The Conference Board cerró el 13 de septiembre y sus resultados se divulgaron el 24 del mismo mes. La baja se debe “al resurgimiento de las preocupaciones sobre las perspectivas de empleo a corto plazo, en tanto que las expectativas futuras sobre condiciones de negocios no sufrieron cambios considerables”, así lo explicó Lynn Franco, directora de indicadores económicos de la entidad privada de análisis de mercados.
Por otra parte, el índice de la situación actual de la economía aumentó de 70,9 a 73,2 puntos y el de expectativas bajó de 89,0 puntos, en agosto, a 84,1 puntos en septiembre.
Nora Dieseldorff, residente en Kendall, comunidad ubicada al sur de Miami, no ve bien el panorama: “tengo la impresión que tristemente seguiremos en bajada por un tiempo… hasta que o todo colapse u ocurra algún milagro”.
Entretanto, otra medición, la evaluación de los consumidores sobre el mercado laboral y negocios fue más positiva. El dato de los estadounidenses que estiman que los empleos serán abundantes subió ligeramente de 11,3 a 11,5%, mientras que la cifra de quienes opinan que los empleos eran “difíciles de conseguir”, cayó a su nivel más bajo en los último cinco años: de 33,3% a 32,7%.
Sin embargo Franco dijo que “según nuestro estudio, los estadounidenses no están seguros de que este impulso pueda mantenerse en los próximos meses”.
Criterios divergentes
El sondeo de The Conference Board advierte que las perspectivas de los consumidores sobre el desempeño del mercado laboral son pesimistas. Los que creen que habrá menos empleos subió de 17,2% en agosto a 19,7% en septiembre. La proporción que esperaba que sus ingresos aumentasen bajó de 17,5 % a 15,4%. Finalmente, el sondeo de septiembre determinó que el índice de consumidores que esperan la generación de más puestos de empleos en el corto plazo bajó de 17,5% a 16,9%.
Las opiniones a lo largo del país son diferentes. Gustavo Méndez anota: “estamos mejor que hace unos años, tenemos que ver la economía real y no vivir en una burbuja aislados (…) podemos vivir sin caer en enormes deudas y las que tenemos debemos manejarlas bien”.
Méndez considera que si bien es cierto que en su presupuesto mensual han aumentado los gastos, “mis ingresos se han incrementado, producto de mi trabajo productivo. Mi esposa Belsay yo pensamos si bien es cierto que la inflación ha subido un poco, tenemos que ejercer un poco la sabiduría financiera que para nosotros es buscar ofertas en las tiendas y supermercados y hacer compras por capricho. Sólo lo necesario”.
Un criterio diferente maneja Dieseldorff: “nuestra situación ha empeorado; solo con salir a la calle y ver nuestro entorno sabremos que todos tenemos problemas económicos serios. Todo ha cambiado en los último años y tristemente todo va en picada”.
Esta microempresaria advierte que “hemos tenido que reinventarnos como emprendedores para sobrevivir y aprender a ser creativos y con todos nuestros talentos, tratar de rendir un poco el dinero. A mí todo me rinde menos. Si voy a la tienda y compro menos, es porque todo está más caro y porque las entradas en mi familia se han reducido”.
Belinda Sáenz, educadora con dos maestrías de Long Island, Nueva York, concuerda con Dieseldorff: “la economía va para abajo y eso se evidencia en los ingresos de la gente. Yo como maestra no he tenido aumento de salario en años y estamos trabajando sin contrato”.
Iris Díaz, ama de casa residente en Hialeah, Florida, dice que “si es cierto que todo está muy caro también es cierto que si hacemos un esfuerzo extra en comprar sólo lo necesario y no caer en derroche, la plata nos va a alcanzar. Estábamos muy mal acostumbrados al gasto excesivo en cosas que no eran indispensables. Mi esposo ha buscado algunos trabajos de free lance como electricista y eso nos ha salvado un poco aunque sé que no todo el mundo tiene la fortuna de conseguir ingresos extras”.
Estima que la diatriba política en Washington también afectará la economía, “de alguna u otra forma, al Presidente Obama le están dando duro los republicanos y podrían seguirse viendo cosas como el trancón que hubo en el Gobierno Federal por la falta de un acuerdo entre demócratas y republicanos. Creo que es injusto que se quiera atacar al Obamacare (programa de salud impulsado por Barack Obama), torpedeando todo, sin antes esperar por su plena entrada en vigencia. Definitivamente, los políticos no ayudan a que el país despegue y termine de salir de la recesión. Con esto no quiero decir que no haya inflación, si la hay y es necesario que el gobierno tome medidas para que tengamos cierta estabilidad”.
Fuente: *Encuesta de Confianza del Consumidor, Septiembre de 2013, de The Conference Board.
Una forma muy amplia, objetiva y sencilla de entender la situacion de la economia estadounidense que no acaba de salir de la recesion. Felicidades a la periodista Ostos, logro desmenuzar un tema dificil de explicar y de entender!