Los hijos únicos, esos seres tan diferentes

Por Francisco Ayala Silva.

Happy family playing clappingEs nuestro león, nuestra leona, pero a veces es un gatito que quiere estar solo pero nunca demasiado lejos de su madre. Es el único hijo, la única hija.

Puede que llegue a ser poderoso como Franklin Roosevelt, quien fue presidente de Estados Unidos cuando la  nación atravesaba la Gran Depresión. Puede ser como la Secretaria de Estado Condoleezza Rice, quien creció en el sur de los Estados Unidos durante la Segregación y sus padres se negaron a que recibiera algo que no fuera el mayor respeto.  Puede ser maestro de las palabras como Hans Cristian Andersen, de las ciencias como Isaac Newton, de la música como Selena Gómez, Elvis Presley y John Lennon, o una combinación de todo, como Leonardo da Vinci. Puede hacernos reír como Robin Williams, guiarnos como el Mahatma Gandhi, llevarnos a las estrellas como los astronautas Jim Lovell y Frank Borman o simplemente anunciar que Alguien viene, como Juan el Bautista.

Todos fueron hijos únicos. ¿Qué los hizo diferentes?

“Mucha gente piensa que ser hijo único lo coloca en una categoría diferente a otros niños, esto puede aplicar a la mayoría de los casos ya que los hijos únicos reciben toda la atención de sus padres y no tienen que compartir con hermanos esta atención y dedicación de los padres”, dice Isabel Alacán, doctora en consejería cristiana, quien enfatiza que para ofrecer una educación adecuada los padres deben ser emocionalmente estables y tener una buena relación matrimonial.

Por otra parte, no es inusual que se considere a los hijos únicos como “egoístas, desconsideradas, solitarios, centrados en sí mismos, tiranos, malcriados, mandones y que creen que se lo merecen todo”, dice Alacán.

“Pero yo creo que esto no es necesariamente cierto en todos los casos”, agrega. Para ella “cada caso es único”.

“Creo firmemente que depende de cómo los padres los educan, y el ejemplo que dan los padres. El estilo de crianza es fundamental y básico en como el muchacho será en el futuro (y) no necesariamente el número de hermanos”.

“También depende si el muchacho ha sido expuesto a ayudar a otros … si tiene primos u otros familiares que toman a veces una posición de casi hermano”, dice Alacán.

Victoria Seeligman, maestra de educación primaria y madre soltera de un hijo único, Enrique, asegura que “una persona desarrolla aquellos valores con los que ha sido criado, si se le educa con la idea de que es un ser especial, que se lo merece todo, así actuará siempre (…) Enrique fue criado con mis valores y los que él mismo se fue forjando, es sensible, generoso y puede ponerse en el lugar de los demás si es necesario. Ha sufrido, pero desde pequeño ha sabido sobreponerse; jamás me daría una orden ni me exigiría nada porque no necesita probar que es mi razón de ser. Le he dado aspectos materiales hasta donde he podido y jamás me ha exigido aquello que yo no pudiera darle”.

Sin embargo, muchos hijos únicos pueden tener problemas para aprender a socializar.

“El no tener un hermanito con quien aprender a compartir, cosas como la atención, el cariño de los padres o las cosas materiales, podría traer un sentir de que él es el centro de atención donde quiera que vaya”, dice Alacán, pero eso puede remediarse, hasta cierto punto. “Si el niño tiene la oportunidad de ir a una ‘daycare’ o si tiene la oportunidad de compartir con un primito de edad similar, va a aprender muchas de estas destrezas sociales que le ayudarán en el futuro”, agrega.

Mi heredero

Sin embargo, podría haber otro problema aún mayor. “El hijo único carga sobre si todas las expectativas, lo miedos, y las frustraciones de los padres, sobre él solo. He visto que los hijos se agobian, por ejemplo, con una madre sobreprotectora que no los deja respirar ni por un instante”, dice Alacán.

“O quizás esas expectativas de los padres son muy altas y todo eso va sobre una sola persona. Por ejemplo, si un padre soñaba con tener un científico o un médico, llegando a imponerle el estudio en estas áreas, y el hijo se inclina por las artes u otra carrera totalmente diferente, los padres podrían sentirse decepcionados o frustrados. Y en este caso pueden recriminarles a sus hijos por eso, o tratar de persuadirlos a que sigan la carrera soñada por el padre, que quizás no alcanzó en su propia vida”, dice.

En el caso de Victoria Seeligman ella dice que “lo que he tratado de ser siempre es organizada y un tanto controladora, apegarme a una agenda, un presupuesto y herramientas como los teléfonos celulares para cubrir, de alguna manera, todos los espacios donde no puedo andar con él”.

Para potenciar el desarrollo de los niños “lo más importante es que los padres puedan estar atentos a las inclinaciones de su hijo o hija desde que son pequeñitos”, dice Alacán, agregando que este consejo es válido para todos los niños, no solo los hijos únicos”.

Al final, las hijas e hijos únicos tendrán mejor futuro en la medida en que los críen sus padres, quienes deberán ser “un ejemplo de valores como ser humano, pero no solo enseñarles con palabras, sino con acciones de integridad, siendo auténticos y sinceros. Las acciones muchas veces hablan más fuertemente que las palabras”.

Foto de portada: Wikimedia Commons

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