Expertos como Gary Rossenberg, autor del libro “Matrimonio a prueba de divorcio”, afirman que hay varias etapas en la relación de pareja. Identificar en cuál se está es clave para tomar medidas que eviten el distanciamiento total. En otras entregas veremos cómo si es posible regresar al primer amor que los llevó a estar juntos.
Aunque a veces puede variar, generalmente estas son las fases que experimenta un matrimonio o relación:
Sueño
Generalmente todas las parejas se casan estando en esta etapa, donde “todo” o casi todo parece maravilloso.
Pronto nos damos cuenta que esta etapa no dura para siempre.
Si no aprendemos a manejar las diferencias y fricciones en la relación, pronto entraremos a la siguiente etapa.
Desilusión
Aquí te das cuenta de que tu “príncipe” no es perfecto, y tu “reina” tiene defectos. Esto le sucede a todos los matrimonios. Esto es inevitable ya que son dos personas diferentes.
Desaliento
Llegamos a esta etapa cuando no se resuelven las diferencias que nos llevaron a la desilusión. Permitir al desaliento en la relación sin resolverlo, hace que nos concentremos en lo negativo de nuestra pareja y de nuestra relación. La esperanza se oscurece, las necesidades básicas de amor no se satisfacen. Se tiende a concentrarse en uno mismo la mayoría del tiempo.
Distanciamiento
Son dos extraños bajo el mismo techo. Se pierden el interés y el atractivo entre ellos. Se aburren, incluso en la cama. Se dedican consciente o inconscientemente a otras cosas, el trabajo en exceso, amigos, familiares, y muchos se vuelven a sus hijos para llenar la distancia que hay entre ellos. Se dedican “tanto” a otras cosas que no les queda energía emocional para su compañero.
Muchos creen que eso es lo mejor que pueden experimentar en su matrimonio, se han resignado, no sueñan más en su relación. Si estás en esta etapa, es vital que reviertas el curso. Dios tiene algo mucho mejor para ustedes. Si no haces algo, llegarás a:
Desconexión
Fuimos creados por Dios para relacionarnos. Eso está en nosotros. Necesitamos relacionarnos a un nivel emocional y espiritual profundo. El matrimonio es el mejor lugar para esto. Ahí debemos tener la libertad para expresar nuestros deseos, temores, luchas y preocuparnos el uno del otro. Cuando crecemos en esa conexión, experimentamos intimidad y unidad. Cuando nos dedicamos a otras actividades, queda poco tiempo para conectarse, crece el distanciamiento y se pierde el interés.
Esto hace que se levanten “paredes” entre la pareja. Pero la necesidad de conectarnos no cambia, todavía está ahí. Así empiezan muchas veces las relaciones fuera del matrimonio. A veces solo de un nivel emocional, pero incorrecto.
Discordia
Cuando la pareja vive desconectada es presa fácil de la división y la discordia. Ahora los conflictos salen afuera abiertamente. La crítica y la ira rigen la mayoría de los intercambios verbales. Se producen heridas profundas en el corazón del cónyuge.
En esta etapa la pareja está en guerra casi siempre y la unión sexual esta casi desaparecida. Se llega a pensar: ¿Será mejor estar separado?
Divorcio Emocional
Una pareja puede estar “casada” por la ley pero estar separada del todo en el corazón. Viven en una nube oscura de desilusiones y desalientos sin resolver. Viven bajo el mismo techo pero a millas de distancia emocionalmente. La relación ha muerto. Muchos siguen “juntos” por los hijos, dinero o la imagen. Esto es una tortura.
¿Habrá esperanza para una relación en esta etapa?
¡El mismo Jesús que resucitó de los muertos, puede resucitar tu relación si te encuentras en esta etapa!