Por Andreina Fersaca
Lloran, gruñen, chillan o pegan. También se vuelven irrespetuosos, irónicos o nos ignoran. Es inevitable que nuestros hijos se enfaden. Con nosotros. Con sus hermanos o con el mundo. Y hemos de aceptarlo. Tienen un amplio abanico de sentimientos y nuestro trabajo no es evitárselos sino que ayudan a afrontarlos.
Pasos para ayudar a tu hijo a manejar su ira
- Primero acepta, luego interviene . Entiende que las emociones, tanto positivas como negativas, existen y existenirán siempre. Y que de la manera que tienen que salir. Es imposible y contraproducente reprimirlas . Ya es bastante difícil para un niño manejar su propia ira para cuando la sienta su padre o su madre le recriminen o penalicen por sentirla. Entonces ya no hay manera de controlar lo que era era ira se agrega agresividad y odio. ¡Dale recursos para controlar, no le ayudes a tantala!
- Ayúdale a reconocer los síntomas de la ira: angustia en el estómago, tensión, subida de la temperatura, taquicardias. Esto lo ayudará a prepararse y prevenir la explosión.
- Enséñale a reconocer la intensidad de sus sentimientos . De 0 a 10, ¿en qué lugar situarías tu enfado? Para los más pequeños, dibuja una escalera con colores diferentes en los que las emociones vayan ascender a los peldaños: molesto, triste, enfadado, muy enfadado, furioso, agresivo, etc. Anímale a qué coloque su foto en el escalón con que más se identifique .
- Enséñale qué comportamientos son admisibles y no. En la mayoría de las situaciones negativas, los padres nos centramos en decir a nuestros hijos que no tienen que hacer pero que les damos la menor posibilidad: golpear los almohadones, darse un baño, retirarse a otro lugar para pensar , respirar profundamente , pintar en la pizarra, escribir en el diario, etc.
Para los más pequeños, pega en una cartulina fotos de comportamientos que SI y No están permitidos. Este recordatorio debe ser muy visual. - Utiliza palabras de aceptación para hablar con él en momentos de enfado.
No : Vas a tener que aguantar
Sí: Seguro que existe una solución
No : No hay para tanto
Sí: Veo que estás muy enfadado
No : Deja de llorar; eres un quejica
Sí : Llora lo que necesites. Te sentirás mejor.
No : Te comportas como un bebé
Sí : Entiendo que estés enfadado.
No: Eres un bestia. ¡Deja de dar patadas!
Sí : Si necesitas algo para hacer, puedes hacerlo con las almohadillas de tu cuarto. Están ahí para eso.
No: ¡Paso de ti, no hay manera de hablar contigo!
Si : no puedo entenderte cuando estás violento. Esperaré a que te calmes.
- Una vez suavizados los sentimientos de ira o agresividad , reflexiona con él . Y, lo más importante, reflexiona a solas. ¿Cuáles son los verdaderos motivos que han desencadenado el enfado? ¿La razón es la que dice o puede que tu hijo se sienta estresado, poco competente o decepcionante para los demás? ¿Son celos? ¿Ha tenido tu comportamiento o tu manera de comunicar parte de responsabilidad?
- Tu intervención y tus palabras, ¿están orientadas a satisfacer las necesidades básicas o se han quedado en la superficie del problema? Escucha de manera activa y empática.
- Una vez identificado el problema , ayúdale a generar soluciones creativas y a llevarlas a la práctica.
Según los expertos, si no nos ponemos manos a la obra con nuestros hijos, no hay nadie que se pregunte por qué no nos avergüencen cuando tenemos un ataque de ira en público o en casa, sino que mucho más grave que eso, estamos impidiendo en ellos los cambios neuronales asociados con un carácter sólido y maduro en su futuro.
“La cólera es una ráfaga de viento que apaga la lámpara de la inteligencia”. -Robert G. Ingersoll-