Dos bebés a la vez: A más juguetes, menos diversión

Por @alesantiss

juguetesAhora que los mellizos cumplieron 15 meses y ya caminan y rondan por toda la casa, decidí trasformar el “Family room” de mi hogar en una sala de juegos atractiva y segura, para que puedan entretenerse durante el día. Para eso, elegí un sector de la casa iluminado y puse una de esas coloridas alfombras de espuma. Tras tapar enchufes y hacer los cambios necesarios para que estuviera “toddler proof” (a prueba de bebés), coloqué montones de cosas (como trencitos, pelotas, instrumentos musicales, puzzles, etc…).

El lugar, según yo, había quedado de lo más bien: estaba lindo, cómodo y divertido, por lo que supuse que sería una especie de “paraíso” para ellos (y de pasada, me darían “algo” de tiempo libre a mí, para poder hacer otras cosas).

Pero la gran sorpresa fue que luego de los dos o tres primeros días de novedad, nunca más se acercaron allá. No entendía el porqué, si yo encontraba que era un lugar perfecto para cualquier niño, pues habían muchísimos juguetes, algunos que tenía guardados y otros que mis amigas me habían donado.

¿Cómo podía ser que los mellizos no se interesaran en siquiera asormarse a su “nuevo rincón”? Me resultaba tan ilógico que me propuse investigar el tema. Tras observarlos por unos días y ver que hacían cuando los dejaba ahí, se me “prendió la ampolleta” (como decimos en mi país) y logré dar con la respuesta.

El problema era demasiado simple: habían tantos juguetes (calculo unos 30) que los pobres mellizos se sentían agobiados con tantas teclas, formas, sonidos y luces… Además, la sobrepoblación de juguetitos no les dejaba espacio ni para sentarse ni para caminar, menos para compartir el lugar.

Y es que me quedé pensando que así como cuando una dueña de casa junta y junta enlatados o muchos productos en la despensa de la cocina y después no sabe qué hacer con eso, lo mismo le debe pasar a los niños con tantos muñequitos y autitos.

Por suerte, la solución fue simple: agarré más de la mitad y los guardé. Dejé unos pocos y ¡oh, sorpresa! mágicamente, el rinconcito se transformó en un centro de atracción donde juegan juntos y comparten casi todo el día.

Además, se concentran en un solo juguete por un buen rato, ya que lo toman, lo investigan y lo descubren. En otras palabras, yo diría que lo disfrutan al máximo, cosa que no pueden hacer cuando tienen decenas de estos enfrente. Porque tal como me dijo una psicóloga que entrevisté cuando escribí un artículo sobre este tema tiempo atrás, los niños hoy están sobreestimulados con demasiadas distracciones.

Así que mi solución final fue optar por la simpleza, ya que me di cuenta de que así como en mi despensa, el rincón de los juguetes debe tener lo justo y necesario, pues mis niños disfrutan y están más contentos.

Y, de pasada, aprendí la lección de que un exceso de juguetes no es sinónimo de mayor diversión.

 

 

About Alejandra Santis

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Alejandra Santis es una esposa, madre y periodista chilena radicada en Florida. En 2012 se convirtió en madre de mellizos y en este espacio contará sus aventuras con Isidora y Vicente.

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