Cuando alguien ve a los acróbatas de circo realizar rutinas que mantienen al filo de la silla, no se imagina que detrás de ese acto hay personas con familias, que han elegido una vida itinerante, totalmente diferente a la que se está acostumbrado.
Uno de esos gimnastas es Manuel Acosta (28 años), de origen cubano, quien con su esposa Ilenay Peña (27 años), llevan a cabo el acto “rola bola” en el circo Venardos, un número que requiere todo el equilibrio y práctica que se puede tener.
Al verlos, nos parecen los cinco minutos más largos de la vida, pero es el resultado de nueve meses, a un año entero de preparación, de cinco a siete horas diarias de entrenamiento.
El circo Venardos, cuyo concepto es diferente y muy familiar, estará hasta el 16 de febrero en Miami en The Palms at Town & Country (8268 Mills Dr, Miami, FL 33183). Allí los Acosta han podido cumplir sus sueños que desde pequeños acariciaron en La Habana.
Manuel cuenta a esta revista que desde pequeñito fue muy flexible. “Entrenaba en artes marciales y mi profesor de Takwendo se dio cuenta de eso y les dio a mis padres que haga gimnasia”, recuerda. Ya en gimnasia olímpica, “una cosa fue llevando a la otra”, dice el atleta. “En Cuba tenemos una escuela excepcional de circo, con un poco de técnica rusa. Me tomó cuatro años graduarme”, asevera.
Igual fue Ilenay, quien desde los cuatro años practica gimnasia rítmica. Así es como se conocieron. La pareja circense vivió cinco años en Miami, pero luego se trasladaron a Orlando y llevan ya dos años en la compañía. Hoy por hoy tienen una hija de dos años, a quien disfrutan plenamente.
“Somos la primera generación circense”, anota Manuel. Aunque no pareciera, dice que la vida del circo les gusta porque puede compartir en familia.
-LF: ¿Qué es lo que más te gusta de estar en el circo?
-MA: Me gusta todo, pero aún más el tiempo que puedes compartir en familia. Estoy viendo a crecer a mi hija. Puedo decir que la vida de circo para nosotros es buena. Cuando mi esposa estaba embarazada, estuvimos año y medio fuera del circo y pude valorar más lo bueno de la vida que tenemos. Es diferente de lo que las personas piensan. Viajamos mucho, hemos conocido México, Inglaterra, Alemania y ahora varios estados de los Estados Unidos, pero cuando adaptas tu vida a eso, disfrutas a tus hijos las 24 horas.
–LF: ¿Que parte de ser un acróbata de circo disfrutas más?
-MA: Definitivamente cuando escuchas a las personas aplaudir o gritar, es el mejor pago. Eso hace ver que el sacrificio no fue en vano, ni el tiempo que has invertido. Cada acto toma mucho tiempo de preparación y luego entra en el proceso de perfección.
-LF ¿Cómo han evolucionado ustedes en el circo?
-MA: Desde que nos graduamos en 2011, venimos trabajando en shows profesionales. Con el tiempo todo va cambiando y vamos acoplándonos a trabajos que el cuerpo resista más.
-LF: ¿Cómo es un día en la vida del circo?
-MA: Es prácticamente igual que la vida de cualquier otra persona. Nos despertamos temprano, desayunamos, vamos al gym, ensayamos, cocinamos, almorzamos y en la tarde descansamos. Los fines de semana son más complicados porque tenemos dos y tres shows al día. Al terminar el show, esto es como un barrio de nuestros países latinos. Siempre hay convivencia entre los artistas, comemos juntos.
El circo es una familia bien grande y bien unida.
-LF: ¿Cuál es tu sueño?
-MA: Me siento muy bien aquí. Vamos bien con el progreso de este show, me encanta. Ha sido el mismo contexto, pero temática diferente. Venardos nos ha ayudado a seguir creciendo como artistas. El año pasado hacíamos de mano a mano con contorsiones y acrobacia, pero en actos totalmente diferentes. Ahora tenemos otro reto, pero nos sentimos bendecidos de haber estado aquí.
Al final, Marcos Acosta asevera que el concepto de familia está marcado en el show, tanto en el espectáculo, como en la compañía. “Es un grupo pequeño pero todos somos familias que juntos hacemos una gran familia, ¿sabes?”
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