Cuando un hijo está por llegar, todos quieren ser los mejores papás o mamás posibles, y se proponen no repetir algún trauma de crianza que hayan experimentado. Esto suena utópico y todos, en algún momento, pasan por ello… hasta que se enfrentan con la realidad. La paternidad se aprende sobre la marcha y el ejemplo de nuestros padres se convierte en la base.
Existen cuatro estilos parentales que están definidos por el tipo de papá o mamá que somos, el afecto que demostramos y el nivel de exigencia que tenemos con los hijos. Así, existen los padres autoritarios, negligentes, permisivos y democráticos.
Tipos de padres
- Democrático. Es aquel en que los padres demuestran afecto y aceptación de forma explícita. Son sensibles y abiertos hacia sus necesidades, favorecen la comunicación, demuestran su cariño permanentemente y han dejado claras las reglas y las expectativas.
- Autoritario. Los padres dan gran importancia a las normas, el control y la exigencia, pero las emociones y los afectos no tienen gran protagonismo en sus interacciones con sus hijos. No suelen expresar cariño.
- Permisivo. Al contrario de lo que sucede en el estilo autoritario, el estilo permisivo se caracteriza por altos niveles afectivos y emocionales. Estos padres priorizan el bienestar de su hijo ante cualquier cosa, por lo que educación y las normas pasan a segundo plano.
- Negligente. Este estilo educativo podríamos calificarlo como inexistente. Los padres prestan poca atención a sus hijos, les permiten hacer lo que quieran y nunca están presentes en sus vidas. No saben sus intereses, gustos y aficiones.
- Helicóptero. Esta es una nueva clasificación que apareció recientemente. Se trata de padres sobreprotectores que están todo el tiempo ‘sobrevolando’ a sus hijos. Esto convierte a sus pequeños en seres incapaces de tomar decisiones por ellos mismos y sobrecontrolados. Tienen una baja autoestima.
Cada uno tiene una forma de relacionarse con sus hijos, de comunicarse y de demostrarse afecto. Esto es lo que marca el estilo de parentalidad.