Combatir el miedo con esperanza

Creo que nunca esas sensaciones indescriptibles de incertidumbre y vulnerabilidad se habían apoderado de la ya caótica población mundial. La fragilidad de la especie humana está ahora a prueba. En la era en la que todos creen y quieren tener el control de todo, lo inminente llega develado en una catástrofe devastadora e intimidante que parece una premonición apocalíptica hecha realidad.

Como si fuéramos los protagonistas de una película de ficción titulada COVID, luchamos contra un enemigo invisible. Muchas de las generaciones que estamos viviendo esta crisis, no imaginamos el alcance que puede tener una pandemia y por eso algunos no lo toman en serio hasta que toque a su puerta o llegue a sus manos con un apretón.

Vivimos en la cultura del miedo al otro, a nosotros mismos y si bien estamos hiperconectados, no es nuevo que estemos cada vez más distanciados. Paradójicamente, el COVID, es el virus del distanciamiento, del aislamiento y es precisamente eso, lo que atemoriza más a las personas que ya sobrepasaron la paranoia colectiva para entrar en un estado de pánico, quedarse solas, aislarse. Somos por naturaleza una especie social a la que le gusta hacerse visible ante los demás. La escena de lugares paradisíacos desolados como pueblos fantasmas ya se había visto en algunas películas que parecen ahora haber pronosticado el futuro. “Contagio”, “Ceguera” y “Soy Leyenda”, entre otras, parecen hoy radiografías de una patética realidad de división social.

El miedo es una de las emociones más poderosas del mundo para deshumanizar, pero si se transforma en esperanza como dice el politólogo Dominique Moïsi, puede convertirse en una de las armas más contundentes para combatir cualquier catástrofe. La esperanza con la unión y el amor son sin duda, el antídoto para combatir cualquier virus. Así como el virus y el miedo no distinguen raza, religión o afiliación política; la esperanza y el amor tampoco, son un medicamento universal.

Aunque mucho se ha dicho, opinado, escrito, desinformado y confundido sobre el COVID, debe admitirse que pese a que es una tragedia, puede convertirse en una oportunidad para reconocernos como seres sociales y vulnerables que debemos tomar en serio nuestra responsabilidad como ciudadanos del mundo con prevención, prudencia y paciencia, confiando en que todo esto pasará.

Por: Omaira Martinez

Periodista y Columnista 

Colombia 

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