Mitos y verdades sobre cómo mantener una piel sana

Desde qué cremas usar hasta cuántos litros de agua hace falta beber al día, los medios están repletos de información -no siempre correcta- sobre qué tenemos que hacer para mantener una piel lozana y joven.

Y algunas de estas recomendaciones perduran a través de los años pese a no tener base científica alguna.

En un artículo publicado en The Conversation, Sara J. Brown, investigadora del Wellcome Trust y profesora de dermatología genética y molecular de la Universidad de Dundee, en Escocia, analiza algunos de los mitos más difundidos en torno a la salud de la piel, y confirma qué datos son fiables.

Estos son los siete mitos y verdades destacados por Brown.

  1. La piel se renueva constantemente

VERDADERO: la piel es una barrera dinámica entre el interior del cuerpo y el mundo exterior.

Las células de la epidermis (la capa exterior de la piel) llamadas queratinocitos se están dividiendo constantemente para producir un suministro de células que se mueven hacia arriba, atravesando esta capa, y que luego se desprenden de su superficie.

La piel es una fuente rica en células madre con capacidad de dividirse y renovarse a sí mismas.

2. Hay que beber dos litros de agua al día para mantener la piel sana

FALSO: la cantidad de agua que bebes no afecta directamente a tu piel. El agua llega a la piel a través del flujo sanguíneo que corre por la dermis (la capa interna de la piel). Y el agua se pierde por la epidermis, sobre todo en un ambiente seco.

El agua es necesaria para mantener la piel hidratada y, cuando el cuerpo sufre una deshidratación severa, la piel se ve apagada y menos elástica.

3. El estrés puede hacer que tu piel se vea poco saludable

VERDADERO: estudios científicos muestran que varias condiciones de la piel empeoran por situaciones de la vida cotidiana, probablemente por causa de las hormonas del estrés, incluido el cortisol (una hormona esteroidea producida por las glándulas suprarrenales).

Un ejemplo de ello es la alopecia areata, una condición autoinmune en la que el sistema inmunológico del cuerpo comienza a atacar a los folículos del cabello, provocando su caída.

4. Comer chocolate genera acné

FALSO: el acné común, que aparece en la adolescencia y puede persistir hasta los 30 o 40 años, es el resultado de la interacción entre el efecto de las hormonas en las glándulas sebáceas en la piel y la respuesta inmunológica de la piel a los poros bloqueados y los microbios que viven en la piel.

Seguir una dieta elevada en grasas es poco saludable por muchas razones, pero no causa acné.

5. El polvo para la ropa provoca eczema

FALSO: el eczema es una condición en la que la piel se enrojece y reseca, provocando escozor. Surge por una combinación de factores genéticos y circunstancias ambientales.

Los jabones, los detergentes o los polvos para lavar pueden irritar la piel y contribuir a que se reseque porque eliminan el aceite de la piel (así como los detergentes eliminan la grasa de los platos).

Los polvos para lavar biológicos contienen enzimas -proteínas que descomponen las grasas y otras proteínas para eliminar las manchas- que pueden irritar la piel sensible y por ello empeorar el eczema.

Es importante enjuagar bien la ropa lavada con estos productos antes de usarla para evitar que nos irrite la piel.

6. Las marcas blancas en las uñas indican falta de calcio

FALSO: las uñas se forman en la matriz de la uña, una zona bajo la piel en el borde la uña. Si la matriz está dañada, se produce una irregularidad en la uña que está creciendo y es posible que queden atrapadas burbujas de aire.

Esto se manifiesta en forma de manchas blancas en la uña. El calcio es importante para tener uñas sanas (así como huesos y dientes sanos), pero estas marcas blancas no indican una deficiencia.

7. El sol es bueno para ti

VERDADERO Y FALSO: el sol tiene efectos positivos y negativos.

La luz del sol incluye una mezcla de diferentes longitudes de onda de luz: algunas son visibles para el ojo humano, otras son más cortas que los colores que podemos ver (a esto se le llama ultravioleta (UV) y otras, como el infrarrojo, son más largas.

Diferentes longitudes de onda tienen diferentes efectos sobre la piel.

Los rayos UVB son aprovechados por la piel para producir vitamina D, que resulta esencial para la salud de los huesos.

 

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