La incursión de las Fuerzas Armadas estadounidenses al recinto donde se encontraba Osama Bin Laden, pone a Pakistán en una situación como la que estuvo Ecuador cuando el ejército colombiano ingresó en un operativo que terminó con la vida de Raúl Reyes, el número dos de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias) en 2008.
Como en ese entonces, las voces de protesta por la violación al derecho internacional, se alzaron y como aquella vez, los gobiernos que llevaron a cabo los operativos de inteligencia para eliminar a los terroristas, alegan que fue “en defensa propia”.
Pero en las comparaciones, “hay que guardar la distancia”, advierte el profesor Eduardo Gamarra, experto en asuntos latinoamericanos de la Universidad Internacional de Florida (FIU).
Para ilustrar otro caso en la política norteamericana en Latinoamérica, Pakistán, de acuerdo a Gamarra, juega el papel de Honduras en la época de los sandinistas. “Gran parte de lo que Estados Unidos intentaba hacer con Nicaragua lo hace con Honduras”, manifiesta el analista.
En las similitudes, el académico indica que el gobierno de Obama se ve fortalecido de la misma manera que el de Uribe lo fue con la operación Jaque, cuando se rescataron a rehenes ilesos de las garras de las FARC, entre ellos Ingrid Betancourt.
El profesor explica que mientras queda claro que en los dos casos se violaron los principios y derechos internacionales también pregunta: ¿Cuál es el mal mayor? “Si uno se va a poner legalista, para llevar a cabo el operativo en Pakistán, tendrían que haber tenido una orden judicial, pues no se puede entrar a una vivienda así nomás”, dice. “Sin embargo Bin Laden no es cualquiera y se hizo algo que técnicamente hasta dentro de los Estados Unidos era ilegal. De la misma manera lo que hizo Colombia fue ilegal desde el punto de vista del derecho nacional e internacional”, acota.
Para el experto, los dos países lo hicieron porque pudieron. “Nos guste o no nos guste, Estados Unidos es la única fuerza en el mundo capaz de hacer lo que hizo”, explica. “Y la realidad objetiva es que cuando uno va y destruye el edificio más importante del mundo (las Torres Gemelas) iban a haber consecuencias”, expresa Gamarra en entrevista telefónica desde Latinoamérica.
¿Complicidad?
Donde el profesor sí ve una comparación importante es que en el caso de Ecuador, se establece que funcionarios del gobierno estaban involucrados con las FARC.
“De la misma manera, rodea al gobierno paquistaní y a las FFAA de ese país, una serie de acusaciones de vinculaciones y de protección. Uno no sabe al final de cuentas, cómo puede ser que se haya construido un edificio en un poblado como el que tenía Bin Laden, cercano a un recinto militar”, afirma Gamarra.
En una información de Reuters, se plantea esta dudosa relación entre el terrorismo y las autoridades militares de Pakistán por parte de las autoridades norteamericanas, pues se preguntan cómo puede haber vivido por años el líder de Al Qaida, en una ciudad 60 kilómetros al norte de Islamabad, mientras Estados Unidos proporciona mil millones de dólares en ayuda a ese país. En 2004, no existía el recinto donde se refugiaba Bin Laden, de acuerdo a fotos satelitales tomadas por el Departamento de Defensa de este país.
Por esta razón, así como en el caso de la incursión colombiana en Ecuador, ni la agencia de inteligencia de Pakistán (ISI, en inglés) ni su ejército sabían nada del operativo montado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, en inglés) llevado a cabo por los Navy Seals.
Protestas en Pakistán y el mundo
Alrededor del mundo las voces de protesta han salido, expresando la incomodidad por la intervención estadounidense y posterior asesinato de cuatro otras personas además de Osama Bin Laden.
Syed Munawar Hasan, líder del partido religioso Jamaat-e-Islami (JI), ha convocado a una protesta callejera pacífica en contra de los Estados Unidos y para pedir que Pakistán se desvincule de la guerra contra el terrorismo.
En Latinoamérica, Piedad Córdoba, senadora colombiana, el presidente Hugo Chávez y Evo Morales, de Bolivia, también han condenado al gobierno norteamericano por el operativo en Pakistán. Aunque en un inesperado distanciamiento de estos aliados, el presidente del Ecuador Rafael Correa declaró a la prensa: “Tenía que hacerse justicia. El que a espada mata, a espada muere. Espero que hayan respetado todas las normas humanitarias, el derecho internacional, pero lo que sucedió hace diez años, el 11 de septiembre, fue realmente inaudito e imperdonable”.
“La izquierda monta una protesta por el asesinato de Bin Laden, así como los malos fueron Colombia, en su momento”, dice Eduardo Gamarra. “Pero en el caso de Evo Morales, él tuvo su propio Bin Laden cuando autorizó el operativo en el caso del asesinato de Eduardo Rózsa Flores”, agrega Gamarra.
Para soldados como Ryan Haase, residente en Florida y quien acaba de regresar de Irak, las reacciones de protesta se ven de forma diferente. “Las personas pueden opinar sobre esto o como usted, escribir un artículo, pero yo estuve allí y fui parte de esta guerra contra el terrorismo”, dice Haase, casado con la colombiana Gladys Molinares y padre de tres niños. “La verdad es que la libertad no viene gratis. Ya sea que luchemos por este u otro país”, agrega. Hasse recuerda que la semana en que un pastor de Florida quemó el Korán fue terriblemente mala para los soldados en Irak. “El hizo eso porque vive en un país libre como el nuestro, si hubiera estado en Cuba o Venezuela tal vez no lo hubiera podido hacer, pero fue terrible, no es correcto quemar el Korán o la Biblia. Dos personas murieron y esa semana fuimos duramente atacados”.
Hasse no cree que Al Qaida sea desmantelada fácilmente, “la red es profunda”, admite.
Para Eduardo Gamarra, al final del día la pregunta que nos debemos hacer es qué pasará en la guerra contra el terrorismo. “Así como cuando se desmantelaron los carteles colombianos, ¿se eliminaron las drogas?
Gamarra explica que más bien se atomizaron en 20.000 carteles más y la violencia se ha esparcido por el continente. “Una hipótesis terrible es que la muerte de Bin Laden tenga este mismo efecto, pues ya no hay una unidad en torno a este líder”, finaliza.
Foto principal, cortesía Departamento de Comunicaciones del Gobierno de Pakistán